La Internet es, actualmente, casi un universo paralelo a aquel en el que vivimos nuestras vidas reales. El advenimiento de las redes sociales y herramientas de comunicación online posibilitó la ampliación de la red de contactos a la que tenemos acceso. Pero, aunque las maravillas de Internet son bastante aplaudidas, esas formas variadas de interacción social pueden generar algunos trastornos, antes inexistentes.

Las relaciones, en particular, son muy vulnerables a los efectos de las redes sociales. Casi todo el mundo conoce a alguien que ya ha discutido por un comentario, una foto o una conversación virtual; En realidad, casi toda persona que utiliza regularmente Internet ya ha pasado por esa situación con su pareja. Pero las "traiciones" cometidas de manera virtual deben ser encaradas como un problema real en la relación?

¿Por qué es tan difícil separar la vida real de la virtual?

Al montar un perfil en una red social, por ejemplo, se abre una ventana de comunicación con el resto del mundo. Por esa ventana, sin embargo, el resto del mundo también pasa a tener acceso a muchas informaciones y datos personales a su respecto, lo que puede llegar a ser inconveniente a medida que su privacidad pierde espacio para ese compartir desenfrenado.

La utilización de Internet se funde tan profundamente en lo cotidiano de las personas que, en un determinado momento, pasan a depender de esa herramienta para la mayoría de las tareas que necesitan realizar. En ese punto, es común confundir los límites de la vida virtual con la vida real, no más distinguiendo lo que debe ser expuesto en la red de lo que debe permanecer privado.

¿La traición vía internet es diferente de la traición "real"?

Para que una relación funcione adecuadamente, es necesario que esté pautado sobre algunos puntos fundamentales: la confianza, el compañerismo, el amor y, principalmente, el respeto por el compañero. Estos valores rigen las relaciones en general y deben ser tenidos en cuenta antes de cualquier decisión capaz de afectar el curso de la relación.

Cuando usted decide coquetear con ese gato de la oficina, ya sea físicamente, ya sea por Internet, es importante entender que ese tipo de actitud representa, sí, una falta de respeto hacia su pareja, ya que abre espacio para que una relación extraconjugal venga, efectivamente, a suceder.

Una buena manera de saber si la "traición" es o no es perjudicial para la relación, es invertir los papeles de los socios. Pregunte a sí misma cómo se sentiría si fuera a mantener relaciones virtuales con otras mujeres. Usted, probablemente, se incomodaría con la situación y no la aceptaría, aunque los dos jamás vinieran a tener contacto físico, de hecho. Por eso, en Internet, como en el mundo real, vale la máxima del "no haga con el otro lo que usted no quisiera que él hiciera con usted".

¿Cómo lidiar con la traición virtual, si ocurre?

Del mismo modo que usted, su compañero también está expuesto a diversas oportunidades de relaciones virtuales. En el caso de que usted note algún comportamiento en ese sentido por parte del tipo, ni piense en dar una de Sherlock: invadir cuentas o usar contraseñas personales para "chispear" la vida del chico, además de ser crimen, es una actitud infantil e innecesaria.

Opte por un diálogo abierto con él sobre sus desconfianzas. Explicar los motivos de su inseguridad y estar abierta para escuchar lo que él tiene que decir al respecto son formas maduras de lidiar con la situación desagradable. Si usted considera que sus actitudes configuran, de hecho, un tipo de traición, es necesario reevaluar la relación antes de tomar cualquier decisión. En muchos casos, cuando la confianza se rompe, terminar es la mejor manera de evitar que ambos se lastiman aún más.

Por encima de todo, cada uno tiene una manera de ver las cosas. Una conversación que, para él, parece inocente, para usted puede traer un millón de significados ocultos. Por eso la conversación es la mejor opción.