El huevo es un alimento polémico. Su consumo ya fue considerado maléfico para la salud, pero nuevos estudios mostraron que hace bien, desde que con moderación y siguiendo algunas orientaciones importantes.
Una de ellas es la recomendación de la ANVISA (Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria), que dice que el ideal que los huevos sean cocidos por al menos siete minutos, para que no haya posibilidades de contaminación.
Esta recomendación tiene que ver con la presencia de la salmonela, una bacteria que puede estar presente en los huevos y, si se ingiere, puede causar problemas de salud para el organismo.
¿Qué es la salmonela?
La nutricionista Simone Bach, del canal de YouTube Cocina Bach, explica que la salmonela es una bacteria presente en el intestino de algunos animales y que, en los huevos, puede instalarse en la cáscara y luego contaminar otras partes del alimento.
Por eso es importante que el huevo esté muy bien cocido antes de ser consumido. Y la ingesta de huevos crudos o con la yema suave no es recomendada. Pero, además de ser la preferencia de mucha gente por el sabor o la consistencia, el huevo blando también tiene beneficios.
Cuidados al consumir la yema mole
La yema suave es fuente de colina, vitamina que actúa en el funcionamiento cerebral y ayuda a prevenir enfermedades como Parkinson y Alzheimer.
Pero antes de consumirla de esta forma, algunos cuidados simples son necesarios para que no haya ningún riesgo, como comprar sólo huevos certificados por el Ministerio de Agricultura y elegir siempre los huevos bien frescos, con hasta siete días después de la fecha de fabricación.
Otra sugerencia importante tiene que ver con el almacenamiento. Los huevos deben quedar dentro de la nevera y no en la puerta, donde hay mayor variación de temperatura y, consecuentemente, mayor riesgo de grietas y contaminaciones.
E es indicado lavar en agua corriente sólo a la hora de la preparación, pues el almacenamiento de huevos con la corteza húmeda aumenta las posibilidades de que la bacteria penetre.