Conocida y muy difundida, la toxina botulínica (Botox®) sigue siendo objeto de dudas y controversias. Aún es común confundir su acción con el relleno o bioplastia, creer que él "deja la cara hinchada y artificial".
Vamos a elucidar cómo funciona el botox, así que será muy fácil entender su indicación y acción.
La toxina botulínica no es más que un potente paralizante muscular. El estímulo eléctrico para la contracción de un músculo, parte del cerebro, atraviesa la médula espinal, corre por los nervios hasta su rama más delgada. El paso de la información entre el nervio y el músculo se realiza con la liberación de una sustancia llamada acetilcolina, liberada por el nervio. El botox
bloquea la liberación de esta sustancia por la terminación del nervio. Si el músculo no recibe la acetilcolina, no contrae. Así, la toxina botulínica paraliza la musculatura, bloqueando información del estímulo eléctrico de llegar hasta el músculo. Siendo así, toda la acción del botox tiene relación con contracción muscular. Es decir, se utiliza para paralizar los músculos. Por eso, es indicado para la atenuación de las arrugas dinámicas, también conocidas como arrugas de expresión: ellas aparecen cuando contraemos algunos músculos (frente, entre las cejas, pies de gallina). También puede paralizarse cualquier músculo esquelético, pero la dosis tendría que ser mayor y, como toxina, es necesario cuidar para no alcanzar la dosis tóxica (mucho mayor que la usada en la estética).
Este bloqueo es transitorio y generalmente dura alrededor de 6 meses, retornando la acción muscular paulatinamente y con ella las arrugas. Sin embargo, como todo músculo que no se utiliza atrofia, el uso secuencial de la toxina botulínica puede atrofiar los músculos responsables de las arrugas de expresión, debilitándolos y protegiendo la piel de su acción.
Bien aplicado y indicado, el botox propicia un resultado natural, con suavización de las arrugas de expresión, ahorrando la piel propiciando un aspecto menos cansado y más jovial al paciente.
El botox no se aplica en las manzanas de la cara, ni en el bigode chino (locales de rellenos o bioplastia). De esta forma no es responsable por los temidos resultados de la exageración de la inyección de estas sustancias, que llevan al aspecto de "cara hinchada y artificial", relatado al inicio del artículo.