Usted está siempre corriendo de un lado a otro, muerta de cansancio y al final del día, no puede dormir porque está preocupada por los problemas que enfrentará mañana?

O, entonces, usted se siente ansiosa y estresada con el trabajo, la relación, la familia y con usted misma, de modo que los desafíos de la vida acaban aún más grandes?

Usted debe saber que usted no está sola en eso, pues el estrés es el verdadero mal de nuestra generación. Y no podría ser diferente: somos cada día más cobrados por productividad, nos sentimos culpables por tener que dejar a la familia en segundo plano y, muchas veces, nos vemos en relaciones que no corresponden a nuestras expectativas.

En medio de ese torbellino, hay que tomar algunas prácticas para aliviar el estrés y la ansiedad, antes de que la gente surte de vez y acabe enfermando. Si usted está necesitando una ayuda para encarar la vida de forma más ligera, la punta de hoy es conocer la técnica del mindfulness.

¿Qué es mindfulness?

Aunque se está volviendo más popular ahora, el mindfulness tiene su origen en la filosofía budista, que existe hace milenios, y comenzó a ser más famosa por aquí a mediados de la década de 1970.

La palabra mindfulness viene del inglés y significa " "mente", y eso es lo que esta técnica pretende: llenar sus pensamientos con la conciencia sobre lo que está pasando, lo que usted está haciendo y donde usted está.

Eso incluso podría parecer banal, si no fuera por el hecho de que, cuando nos desconectamos de nuestro cuerpo y de lo que sucede a nuestro alrededor, nuestra mente pronto entra en un ciclo de pensamientos obsesivos sobre alguna preocupación que tenemos. Y eso, por supuesto, nos deja ansiosos.

Así, el mindfulness es nuestra habilidad de estar realmente presentes, conscientes de donde estamos y de lo que estamos haciendo, sin tener reacciones exacerbadas y sin dejarnos presionar por lo que está pasando. El problema es que, por más que esa habilidad sea natural, a veces necesitamos entrenarla para que ella se manifieste.

Si usted está percibiendo alguna semejanza entre el mindfulness y las prácticas zen como la meditación y la yoga, sepa que usted está totalmente seguro, pues él forma parte de esas filosofías que orientan la búsqueda por nuestro yo interior.

¿Hay que tener fe para practicar?

El mindfulness no está en modo alguno relacionado con ninguna creencia o religión. Justamente por eso, no hay nada de místico u obscuro en esa técnica, y ella incluso es sostenida por evidencias científicas. Por eso, no hay necesidad de que usted tenga algún tipo de fe para beneficiarse del mindfulness. Incluso, vale mencionar que, según un artículo publicado este año, las técnicas de meditación son más beneficiosas para las mujeres que los hombres, más una razón para dar una oportunidad a esta práctica.

Beneficios del mindfulness

Uno de los efectos positivos que esta práctica de medicación trae para nuestra vida es aprender cómo estar presente "de cuerpo y alma" en todo momento. Con eso, conseguimos aprovechar mejor nuestro tiempo, favoreciendo nuestra productividad.

Otro beneficio que adquirimos con esta práctica es aprender a trabajar todos los momentos de forma positiva, transformando incluso las actividades más rutinarias en procesos terapéuticos.

Piense en cuando usted se baña: usted puede simplemente volcar agua y jabón en el cuerpo o, siguiendo el mindfulness, usted puede concentrarse en la temperatura del agua que cae en su piel, en el perfume del jabón, en el tacto de cada gota que cae ducha, en la textura de la esponja, en la suavidad de la toalla ... Esto puede ser aplicado a cualquier actividad del día a día, siempre buscando sensaciones de bienestar.

Por último, uno de los principales beneficios de esta técnica es ayudarnos a regular la atención, permitiendo que haya también la regulación emocional. Por medio del autoconocimiento, entendemos mejor por qué estamos reaccionando de determinada forma ante un acontecimiento, y eso nos ayuda a aceptar las cosas que surgen en nuestra vida, sin tanto juicio y con el entendimiento de que las experiencias forman parte del curso de la vida.

¿Qué tal experimentar un poco de esa técnica?

Si usted se hizo curioso con esta práctica y está con ganas de experimentarla para ver cómo se siente, el primer paso es encontrar una posición adecuada para la meditación - después de todo, ese es un trabajo que no sólo involucra la mente, nuestro cuerpo.

Para ello, se siente en una silla, banco o sofá que ofrece un apoyo para su espalda. Preste atención a sus piernas: si usted está sentada en un cojín, créelas delante de usted; si está en una silla, trate de mantener sus pies tocando el suelo.

Endereza su espalda, pero sin forzar demasiado - usted debe sentirse cómodo - y deje su barbilla y su mirada se dirijan un poco hacia abajo. A partir de ese momento, concentrándose en su respiración, prestando atención a la sensación de inspirar y expirar.

Inevitablemente, su mente va a desviar el foco de su respiración y empezar a vagar por ahí. Cuando usted se dé cuenta de eso, simplemente vuelva a concentrarse en su respiración. Para los principiantes, es recomendable permanecer en esa actividad por 5 a 10 minutos.

Recuerde ser gentil con usted misma y con su mente: no se martiriza si usted se pierde en pensamientos y no se obsesiona con el contenido de ellos. Es normal perder el foco, entonces acepte ese hecho y retome la concentración. Cuanto más practique, más su habilidad de mindfulness va a desarrollarse.