La toxoplasmosis, popularmente conocida como enfermedad del gato, es una enfermedad infecciosa, que puede nacer con el individuo o ser adquirida en algún momento de la vida. Es causada por un protozoario llamado toxoplasma gondii, que se puede encontrar en las heces de casi todos los animales, pero gatos y otros felinos, aunque muy bien cuidados, son los principales transmisores.

Aunque no manifiesten la enfermedad, los animales son potenciales transmisores para los seres humanos, que también pueden ser anfitriones de ese parásito. La enfermedad no puede ser transmitida de una persona a otra, excepto de madre a hijo durante la gestación, la llamada transmisión congénita. En el pasado, se creía que las palomas eran los grandes transmisores de la enfermedad, pero conociendo el ciclo biológico del parásito, la conclusión fue que, en la fase adulta, cuando la paloma está enferma, puede eliminar el protozoario por la secreción de los ojos, pero solamente un contacto muy íntimo con el ave podría concluir el ciclo de contaminación. El contagio de la toxoplasmosis se puede dar de dos maneras: una a través del simple contacto, aunque indirecto, con heces contaminadas de gatos y de otros animales domésticos y otra por la ingestión de alimentos contaminados como carnes crudas o mal pasadas (principalmente de cerdo y carnero), además de frutas, verduras y vegetales con quistes del toxoplasma.

El parásito se aloja en las fibras del animal y sólo se elimina cuando la carne no está totalmente cocida, asada o frita. Frutas, verduras y vegetales, pueden entrar en contacto con el parásito a través del abono, por lo que deben ser muy bien lavadas y cocidas.

En la mayoría de los casos, las personas contaminadas por la toxoplasmosis no presentan síntomas o confunden con los de una gripe e incluso llegan a saber que están contaminadas, pero existen casos extremos que provocan cuadros graves en el miocardio, hígado y músculos, encefalitis y pequeñas manchas rojas cuerpo.

Los síntomas de la toxoplasmosis son fiebre, manchas y dolores por el cuerpo, cansancio, escasas esparcidas por el cuerpo, lesión en la retina y dificultad para ver que puede incluso evolucionar hacia la ceguera. El diagnóstico de la enfermedad se realiza a través de exámenes de sangre cínicos y de laboratorio

Las personas sanas no necesitan realizar un tratamiento específico. En el período entre 2 y 3 semanas la enfermedad pasa a retroceder. Sin embargo, una vez en el organismo, el parásito no sale más y existe el riesgo de que los síntomas vuelvan cuando la persona tiene las defensas del cuerpo a la baja. El tratamiento es indispensable para las personas con el sistema inmunológico muy comprometido, como los portadores de VIH y también para las gestantes.

Los pacientes seropositivos necesitan atención especial para controlar la progresión de la enfermedad. Hay un tipo grave de toxoplasmosis, la neurotoxoplasmosis que necesita ser diagnosticada y tratada cuanto antes, de lo contrario, puede ser fatal.

Durante el embarazo, la toxoplasmosis puede generar serias complicaciones para el feto. El examen forma parte de la lista de exámenes de prenatal y el resultado puede definir los rumbos del embarazo. En caso negativo, indicando que la mujer nunca entró en contacto con el parásito, la atención y la preocupación aumentan, porque si ella se infecta durante el embarazo, puede haber transmisión y el bebé puede nacer con la enfermedad. En caso positivo, indicando que la mujer ya ha tenido la enfermedad y ha sido curada, la mujer puede quedarse tranquila, pues no va a adquirir la enfermedad otra vez.

El problema de la transmisión para el bebé varía de acuerdo con el trimestre en que ocurre la infección de la madre. En el primer trimestre, el niño puede tener encefalitis y nacer con secuelas de la enfermedad, o presentar lesiones oculares que comprometen la visión.

En esta fase, el aborto espontáneo es muy común, aunque en ese período la probabilidad de transmisión al bebé no pase del 20% de los casos. En el segundo trimestre, la transmisión ocurre en 1/3 de las gestaciones, pero en esa fase el feto no es tan afectado como en el período anterior, aún así pueden presentar retraso mental y problemas oculares. En el último trimestre, la probabilidad de transmisión al feto es muy común, pero es la fase en que la enfermedad menos afecta al bebé.

Si usted tiene gato en casa y desea quedarse embarazada, lo ideal es tomar el examen de toxoplasmosis antes. Si ya ha sido infectada, puede dejar el gato a gusto y quedar embarazada tranquilamente. Si el resultado es negativo, duplique los cuidados en relación al gato durante el embarazo, lave bien frutas, verduras y vegetales y no coma carne cruda, mal cocinada o mal pasada. Y, en caso de duda, busque a su médico, él sabrá dar sugerencias más específicas para su caso.

Resaltamos que

nunca se debe abandonar animales

por creer que ellos pueden transmitir una enfermedad. Si desconfiar de algún problema, converse con un veterinario y póngase en contacto con instituciones que pueden ayudarle a encontrar una solución para su caso.