Casi cada día al ver TV, revistas o acceder a Internet, nos encontramos con noticias de celebridades anunciando el embarazo. El tiempo pasa, acompañamos la barriga crecer, reparamos en cuánto engordó y hasta palpamos en la elección del nombre. Hasta entonces todo bien, todo normal, pero lo sorprendente es que, pocos meses después de dar a luz, allí están nuevamente posando lindas y delgadas en campañas publicitarias.

Vendo esto, muchas mujeres se quedan en la duda si es posible volver la forma antigua instantáneamente, pero de la misma manera que el cuerpo necesitó de nueve meses para transformarse, va a necesitar tiempo y mucha disciplina para volver a ser lo que era antes.

Cuando una mujer embarazada, todo a su alrededor se transforma: la casa, el matrimonio, la familia y la rutina en general, pero el mayor cambio es el que ocurre internamente, en el cuerpo y en la cabeza de las futuras mamás. Después de ganar al bebé y experimentar las primeras sensaciones de la maternidad, la mujer entra en el período post-parto, también llamado de puerperio, resguardo o cuarentena, cuando los órganos reproductivos empiezan a realizar el movimiento de regresión para volver a su estado normal . Es en ese contexto que, por primera vez después de meses, ella va a encarar el espejo sin un bebé en la barriga. Para muchas mujeres, esta puede ser una experiencia chocante, pero sabiendo lo que sucede en el cuerpo después de la gestación, es más fácil entender que todo es una cuestión de tiempo.

Útero:

Durante la gestación, crece 50 veces su tamaño normal y, después del nacimiento del bebé, comienza a contraerse naturalmente poco a poco, lo que puede generar cólicos, principalmente durante la lactancia. Hasta el final del primer mes, el útero vuelve a su tamaño normal. Lóquios:

Un flujo vaginal parecido a la menstruación ocurrirá entre 20 y 30 días. Él comienza bien rojo y va perdiendo el color poco a poco. Si después de ese período persiste puede ser signo de alguna infección. Menstruación:

Hay mujeres que sólo vuelven a menstruar después de dejar de amamantar, pero eso no es una regla. Generalmente, se vuelve a ovular y menstruar entre cuatro y seis meses después del parto. Hormonas:

La prolactina, la hormona responsable de la producción de leche aumenta, dificultando el funcionamiento de la función reproductiva. Intestino:

Suele quedarse más lento y acumular gases y, en algunas mujeres, pueden aparecer hemorroides que, consecuentemente, provocan estreñimiento en los primeros días. Vagina:

Durante algún tiempo, el dolor en la región de la vagina y del perineo es normal debido al desequilibrio hormonal. La falta de lubricación también puede ocurrir debido a la lactancia. Senos:

Durante la lactancia, ocurre el desarrollo definitivo de las mamas, por lo que los senos no se quedan exactamente como eran antes, pero poco a poco vuelven a parecerse a lo que eran. En los primeros días, pueden quedar dolorosos, pues se están preparando para la lactancia. En momentos de excitación, puede haber fugas de leche, si esto ocurre durante la relación sexual, no se asuste. Flacidez:

La flacidez de los senos ocurre en función del embarazo y no de la lactancia, por lo que el hecho de no amamantar para evitar la flacidez de los senos no tiene fundamento. En la barriga, la flacidez puede ocurrir debido a la hiperdistensión de la pared abdominal. Esto ocurre con todas las mujeres y los ejercicios físicos pueden atenuar y, en muchos casos eliminar el problema. Pelo:

Durante el embarazo, el aumento de las hormonas hace que los cabellos de algunas mujeres queden más gruesos y caigan menos, pero después del parto, el pelo vuelve al ciclo normal de crecimiento y caída, pudiendo quedar con apariencia más resecada y frágil. Otro motivo es el hecho de que el cuerpo priorice energías para la producción de leche y para proteger la salud de la madre. Piel:

Los cambios hormonales en la gestación también influyen en la piel de la cara que puede estar marcada con el acné, erupciones, manchas y aumento del vello. Después del parto, la piel se seca más y las manchas tienden a disminuir, cuando no desaparecen completamente. Las temidas estrías también disminuyen y aclaran con la pérdida de peso, pero ellas son definitivas, entonces lo mejor es prevenir durante la gestación usando bastante aceite, controlando la ganancia del peso y haciendo masajes. Barriga:

Después del parto, la barriga sigue siendo mayor de lo normal y poco a poco va desinchando, pero toma algún tiempo para volver a lo que era antes y ninguna solución rápida como la cirugía es indicada. De hecho, algunas mujeres consiguen recuperar la forma en pocos meses como algunos artistas, pero eso depende de factores hormonales, alimentos y de toda una preparación, por lo que si es su caso, puede sentirse privilegiada. Quadris:

Durante el embarazo, el cuerpo se adapta para alojar al bebé, por lo que las caderas se agrandan y difícilmente vuelven al tamaño anterior. Este cambio puede ser muy sutil y pasar desapercibido, pero en general, después del parto, el cuerpo de las mujeres gana una nueva forma. Libido:

Factores hormonales sumados al cansancio causado por la nueva rutina pueden reducir la libido de la mujer disminuyendo su disposición para el sexo, pero poco a poco esa disposición vuelve y la pareja encuentra junto a la mejor manera de recomenzar. El más indicado es que esta reanudación suceda después de la cuarentena para evitar molestias e infecciones. Emociones:

Las emociones están afloradas con tanta novedad y responsabilidad, lo que deja a muchas mamás confusas, con miedo e inseguridades en relación al bebé, al cuerpo, a la relación ya todo, y eso todo es natural. Contar con la ayuda y con la comprensión del compañero, dormir bien y relajarse en la medida de lo posible puede ayudar a estabilizarse emocionalmente. Apetito:

Hay mujeres que tienen más apetito después de la gestación que antes, y como la alimentación del bebé depende exclusivamente de la madre, es fundamental alimentarse bien. La elección de alimentos nutritivos y menos calóricos como frutas, legumbres, granos integrales y proteínas magras es la más indicada. Las dietas en ese período no se recomiendan. De acuerdo con el neurocientífico Pilyoung Kim, autor del artículo The Plasticity of Human Maternal Brain: Longitudinal Cambios en la anatomía del cerebro durante el primer postpartum Periodo publicado en la revista Behavioral Neuroscience, los cambios hormonales aumentan el cerebro en el área que involucra el raciocinio y las motivaciones. Además, la falta de sueño y la preocupación pueden obstaculizar la memoria.

Peso: A la hora del parto, la mujer pierde en promedio seis kilos, que corresponden al peso del bebé, de la placenta, del líquido amniótico y de los sangrados. De ahí en adelante, la mejor aliada para la pérdida de peso es la lactancia. El cuerpo quema grasa para producir leche, siendo así, cuanto más el bebé mamar, mayor será la pérdida de peso. Una alimentación sana también es fundamental para recuperar el peso, pero nada de dietas en esta fase, si es el caso, busque un nutricionista. Atención a la reanudación de la práctica de ejercicios físicos que debe ser hecha gradualmente y con autorización médica.