Usted sabe lo que la zanahoria, la calabaza, la remolacha, la papaya, el mango y la patata dulce tienen en común? Todos presentan coloración anaranjada-amarillenta porque son alimentos ricos en betacaroteno. Los vegetales con hojas oscuras como col, repollo, espinaca, berro y brócoli también poseen esa sustancia, pero en cantidades menores.
El betacaroteno es un carotenoide, es decir, un pigmento que se transforma en vitamina después de pasar por reacciones químicas en el organismo. En su acción, el betacaroteno ofrece vitamina A, un poderoso antioxidante que previene los efectos de los radicales libres responsables del envejecimiento precoz de la piel y de otros órganos.
También mejora la visión, la elasticidad de la piel y ayuda a dejar las uñas y el cabello más fuertes.
En la lista de beneficios del betacaroteno, se destaca aún su función de combatir la oxidación del colesterol. En cuanto a los niveles de betacaroteno en el organismo, mayor es el peligro de la grasa que se fija en la pared de los vasos sanguíneos y provocar obstrucciones capaces de llevar a infartos y derrames. Resumiendo, el betacaroteno protege el corazón.
El consumo regular de alimentos con betacaroteno también es óptimo para quien le encanta quedarse con un bronceado de dar envidia, pues favorece la producción de melanina, la gran responsable de la pigmentación de la piel.
Pero quede atenta: el betacaroteno no funciona como bronceador, sólo ayuda a dejar el color de la piel uniforme y duradera. Por lo tanto, nada de recetas caseras de bronceador que llevan zanahoria y otros alimentos. Además de no funcionar, el uso de bronceadores caseros puede causar quemaduras y otros problemas de la piel.