Usted ciertamente ha oído hablar del vegetarianismo, una dieta que elimina totalmente el consumo de carne, aunque incluye otros productos de origen animal, como los huevos y la leche. Pero usted ya ha visto algo acerca de los "casi vegetarianos", que hasta evitan las carnes, pero acaban consumiendo esos alimentos de vez en cuando?

En ese caso, podemos estar hablando de un flexitariano - palabra que viene de la unión de "flexible" y "vegetariano". Pues es exactamente así que el flexitarismo funciona: las carnes son evitadas la mayor parte del tiempo, pero los adeptos de esa dieta se permiten consumir esos alimentos en raras ocasiones. La mayoría de las personas siguen una dieta onívora, lo que significa que comen de todo: verduras, verduras, frutas, cereales, huevos, leche, pescado, pollo, carne de ganado, etc. Un flexitariano hasta puede consumir carnes, pero él se diferencia del omnívoro por la frecuencia con que lo hace. En el flexitarismo, la dieta es mucho más parecida a la de un vegetariano, pues sus seguidores dan preferencia a alimentos de origen vegetal en cerca del 80% de sus comidas, ya sea por motivos de salud o ecológicos. En esta modalidad, el consumo de carne ocurre esporádicamente, dependiendo del contexto social, como en una fiesta de cumpleaños, y de la voluntad personal. De esta forma, la ingestión de pescado, pollo y carne de cerdo o ganado es mucho más restringida para un flexitariano que para un onívoro, que consume estos alimentos en la mayor parte de sus comidas.

Motivos que conducen al flexitarismo

La elección por una dieta flexitariana puede ser motivada por diferentes razones. Una de las más simples es la preferencia personal, cuando alguien no le gusta el sabor de la mayoría de las carnes y, por eso, evita su consumo - aunque pueda ingerir alimentos que contengan carne, como tortas saladas, farofa con bacon y feijoada.

Otro motivo para la adopción de una dieta flexitariana es cuando la persona hasta quisiera dejar de comer carne, sea por sentirse culpable en relación a los animales o por el impacto que ese hábito causa al medio ambiente, pero no consigue quedarse totalmente sin el alimento . De esta forma, las personas pasan a reservar ese derivado animal para poquísimas comidas. Esta es una situación común para quien acaba de tomar la decisión de convertirse en vegetariano, haciendo que el flexitarismo a veces sea un período de transición entre dietas.

Hay todavía gente que desearía ser vegetariana, pero que por algún motivo no están consiguiendo suplir sus necesidades de hierro y vitamina B12, que se encuentran principalmente en la carne. De esta manera, ellas terminan consumiendo pequeñas porciones de ese alimento por una cuestión de salud.

Además de la flexibilidad, es necesario tener orientación profesional

Una dieta flexible puede traer una serie de beneficios, incluso para el medio ambiente. La producción y el consumo de carne tienen una gran responsabilidad en la emisión de gas carbónico y en el uso del agua. De esta manera, restringir la ingesta de ese alimento es una forma de disminuir el impacto ambiental.

Además, el consumo excesivo de carne está asociado al desarrollo de enfermedades como hipertensión, colesterol alto, obesidad y cáncer, haciendo que el flexitarismo sea una dieta más sana.

A pesar de estos beneficios, quien decide adoptar una dieta que restrinja el consumo de carnes necesita tener seguimiento nutricional, pues hay una alteración en la cantidad de nutrientes ingeridos, como los ya citados hierro y vitamina B12 y, en menor proporción, las proteínas. De esta forma, al asumir un gran cambio en los hábitos alimenticios, es siempre recomendado buscar orientación profesional para garantizar que la nueva dieta traerá sólo efectos positivos para su salud.