El síndrome del pánico se caracteriza por crisis de ansiedad extremadamente fuertes. Este exceso ocasiona una serie de síntomas que pueden llevar al paciente a creer que está sufriendo de algún mal súbito.

La mayoría de las personas que sufren de este mal suele describir síntomas bastante similares. El pánico, en general, comienza con frecuentes crisis de ansiedad que se agravan a lo largo del tiempo.

La dificultad en el diagnóstico del trastorno se debe al hecho de que los síntomas se confunden inicialmente con ataques del corazón y crisis de asma u otras enfermedades respiratorias. Esto ocurre porque la ansiedad causa dificultad para respirar adecuadamente y, a menudo, un descontrol en los latidos del corazón o incluso dolores, hormigueos, entre otros, normalmente asociados a problemas cardíacos.

Causas

Los factores genéticos pueden estar relacionados con el síndrome del pánico. Los estudios apuntan que, en casos de gemelos, cuando un hermano desarrolla el trastorno, las posibilidades de que el otro también lo haga son del 40%. Sin embargo, en la mayoría de los casos no hay antecedentes familiares de la enfermedad.

El abuso de alcohol y tabaco, así como de otras sustancias tóxicas, también puede asociarse a una mayor frecuencia de crisis de pánico, principalmente en las personas que dependen de estas sustancias.

Síntomas del Síndrome del Pánico

En general, no hay un hecho específico que sea responsable de desencadenar un ataque. La mayoría de las veces, también, la crisis alcanza su punto alto dentro de 10 o 20 minutos, sin embargo algunos síntomas pueden perdurar por algunas horas, después de ese ápice. Algunos de los síntomas más comunes descritos por quienes sufren el trastorno son:

  • Miedo de morir;
  • mareo o desmayo;
  • hormigueo de las extremidades (manos y pies) y de la cara;
  • taquicardia;
  • náuseas;
  • dificultades para respirar;
  • dolor o sensación de incomodidad en el pecho;
  • sudor exagerado o escalofríos.

Otra observación importante a hacer es si el individuo pasa a tener miedo del pánico. Una de las características más particulares del síndrome es: sentir miedo a sentir miedo. Es cuando el trastorno se configura, de hecho.

Tratamiento

El tratamiento destinado a pacientes con síndrome de pánico se dedica a controlar los síntomas para que el individuo pueda llevar una vida normal sin la interferencia de las crisis. Por eso, normalmente son una combinación entre medicamentos psicotrópicos y terapia cognitivo-conductual (TCC).

Los medicamentos antidepresivos son los más utilizados. Los nombres como el Prozac (fluoxetina) y el Zoloft (sertralina) son ampliamente utilizados, pero el tratamiento depende de la gravedad del trastorno, de modo que los especialistas pueden optar por sustancias más o menos fuertes, de acuerdo con la necesidad del paciente.

Entre estos otros medicamentos, pueden ser relacionados los anticonvulsivos y las benzodiazepinas, incluyendo el famoso Valium (diazepam), aunque normalmente se utilizan sólo por períodos cortos. No se debe iniciar o interrumpir el uso de medicamentos sin la debida orientación médica.

La TCC actuará trabajando conceptos subjetivos, como la visión que el paciente tiene del mundo que lo rodea. Normalmente, sin embargo, el tratamiento es largo y se dedica a enseñar al individuo técnicas para interrumpir estos pensamientos y comportamientos, sustituyéndolos por otros, más constructivos.

Analizar, reconocer y modificar comportamientos nocivos, además de posibles pensamientos desencadenantes de las crisis es la mejor manera de amenizar sus síntomas.