Ver dibujo animado, debajo de las cubiertas, en una mañana lluviosa. Tomar helado con kilos y kilos de confecciones de colores en la parte superior. Leer, finalmente, aquel libro que usted compró y dejó en la estantería, mientras aguardaba el momento ideal. Ir al cine y tapar la garganta con palomitas, viendo una comedia bobina, que no exija demasiado del cerebro. Todas estas son actividades simples que proporcionan un inmenso placer para quien las realiza.

Pero si usted no tiene mucho tiempo o dinero, cualquiera de estas actividades ya pasa a ser un dolor de cabeza más. Acontece que enfocar su atención en cosas simples, que no requieran esfuerzo mental o financiero y ni necesiten desprendimiento de tiempo puede ser una buena manera de llevar la vida con más optimismo y disposición. En otras palabras, las cosas simples y gratuitas de la vida son una gran terapia y pueden incluso convertirse en una persona más feliz.

Incluso pareciendo utópica en los días actuales, ahí va una gran verdad: olores que le son agradables, así como la sonrisa de las personas que usted ama y el abrazo de viejos conocidos que no se encuentran hace tiempo, son algunas de las recetas de felicidad instantánea una persona debería conservar.

Todo gira en torno a una práctica poco usada, en esos tiempos de estrés y correría. Se trata de parar lo que se está haciendo y dedicar algunos segundos de atención especial a las buenas sensaciones que nos acometem a mediodía. "Mirada" para esos momentos tiene un poder increíblemente intenso sobre nuestro humor; estos cortos segundos en que paramos nuestro universo exclusivamente para aprovechar algo bobo que nos hace felices hacen la diferencia al final de la jornada agotadora de trabajo. Esta es la técnica para tomar instantáneas de alegría y entusiasmo a lo largo del día. Hay, además, actividades que cuestan poco tiempo o dinero, y que también necesitan ser cultivadas.

Creando momentos de felicidad

Para que una actividad sea considerada un momento único de felicidad, es necesario que ella no se repita con frecuencia exagerada. Para entender cómo funciona esto, imagine un plato que le guste mucho. Cuando tiene la oportunidad de saborearlo, éste es un momento especial, porque usted no lo hace todos los días. Si así fuera, el plato dejaría de ser algo especial para convertirse en un hábito en su rutina diaria.

Para crear sus propios momentos de felicidad, trate de recordar algo que te trae inmenso placer y que no hace tiempo. Una sugerencia es pensar en los recuerdos que traemos desde la infancia. El sabor de una torta que su abuela hacía, por ejemplo, o la sensación de jugar con masilla de modelar. Usted se sorprender con la cantidad de buenos recuerdos que guarda en la memoria y, a continuación, es sólo tratar de traer de vuelta algunas de esas costumbres para su día a día.

Dedíquese a la agradable tarea de proporcionar a sí misma, al menos una vez por semana, momentos de relajación y alegría barata - y fascine con los resultados positivos de ese hábito en su humor al final del día. Recuerde que las cosas simples de la vida son incluso las más importantes.

Vea en el vídeo abajo como una pequeña acción puede transformar su día en un día mucho más feliz.