Desentendimientos son normales en cualquier relación. Cuando pasamos mucho tiempo al lado de alguien (no sólo en relaciones amorosas, sino también en el trabajo o con los amigos) es natural que no concordemos en todo, todo el tiempo. Esto sucede porque cada persona tiene un tipo de personalidad, fue creada de una determinada manera y tiene cultura y valores diferentes de los demás.

Los debates -cuando moderados- pueden incluso llegar a ser productivos para que el noviazgo o el matrimonio permanezcan sanos, ya que son oportunidades de aclarar puntos de discordia y llegar a un acuerdo que sea ventajoso para ambos lados. Sin embargo, cuando la pareja comienza a discutir demasiado y por motivos no siempre justificables, la relación tiene grandes posibilidades de sufrir desgaste a cada nueva pelea. Por lo tanto, conviene evitar enfrentamientos directos, sobre todo cuando usted se da cuenta de que uno de los dos (o los dos) está con la cabeza caliente, nerviosa o molesto.

Saber salir por la tangente, en ese caso, es la manera de preservar la calidad de su relación. Echa un vistazo a algunas maneras de huir de las peleas recurrentes y sea que no caigas en la tentación de rechazar las provocaciones.

No deje la rabia acumulada por otros problemas en su pareja

Simplemente: el problema profesional es un problema profesional y debe ser resuelto en su ambiente de trabajo, con las personas directamente relacionadas con él. Muchas veces el factor que desencadena la pelea de la pareja no tiene nada que ver con la relación pero, como uno está nervioso por otros motivos, acaba descontando en el compañero, que reventa y ahí la discusión se calienta.

Preste atención para no ser ríspida sin necesidad. Nadie en su casa tiene la culpa de las cosas que han salido mal en la oficina, entonces deje las tribulaciones de su día de trabajo en el exterior de la puerta de casa. Lo mismo vale para cualquier problema que no esté, de hecho, ligado a su relación.

Respire profundamente cuando algo te desagrada

Suponiendo que la persona a traer problemas de fuera no sea usted, procure no aceptar las provocaciones o responder a frases rudas con más grosería. Recuerde que, al igual que usted, su pareja es un ser humano y puede haber tenido un día pésimo. En vez de devolver otra provocación, simplemente apunte que la rispidez del comentario o actitud te desagradó, pero no haga tormenta en vaso de agua. No es necesario, por ejemplo, iniciar una "DR" sólo por ese motivo, marcar su descontento y cambiar de asunto.

Si él está comentando los problemas ocurridos en el trabajo, no se irrite, dé su opinión de forma gentil y, si cree que puede hacerlo sin que eso influencie la relación, divida también sus angustias profesionales.

No levante el tono de voz

Usted no son animales, entonces gritar más alto que él de nada va a adelantar. Se controla y, si es el primero en levantar la voz, lo interpele con un gentil, pero firme "no hay que gritar".

Continúe hablando en un tono de voz normal, aunque insista en los gritos. Con el tiempo él va a percibir que esa estrategia no te asusta o te hace perder la cabeza y va a tratar de control también.

En una discusión, deje el orgullo de lado. Cuando los dos pelean, no hay vencedores, sólo estrés y, muchas veces, la pena que queda después. Traga el orgullo y corre de las peleas, la relación de ustedes sólo tiene que ganar con los cambios.