Hay todavía personas que no son diabéticas, pero que tienen la llamada pre-diabetes, es decir, los niveles de glucosa son más altos de lo normal, pero todavía lejos de ser clasificados como niveles diabéticos.
Estudios demuestran que las personas con pre-diabetes pueden desarrollar la diabetes tipo 2 en hasta 10 años, a menos que tomen algunos cuidados sencillos como practicar ejercicios físicos a menudo y hacer cambios en la dieta, optando por una alimentación adecuada.
No hay síntomas evidentes, pero la pre-diabetes se va desarrollando a lo largo de los años. Por eso es importante estar atento e intentar percibir algunas señales de alerta. Así, es posible buscar ayuda médica cuanto antes, evitando cualquier problema más grave.
Conozca los 5 signos de pre-diabetes
1 - Sentirse muy cansado después de comer
La voluntad de tomar una siesta después de las comidas es natural, pero si esto sucede muchas veces, puede ser una señal de su cuerpo a los carbohidratos, que son discriminados por la corriente sanguínea como glucosa (azúcar en la sangre), principal fuente de energía del cuerpo. Cuando la sangre que contiene la glucosa alcanza el páncreas, el órgano recibe el mensaje de liberación de insulina. Con el tiempo, ese ciclo puede hacer que el organismo se vuelva resistente a la insulina.
2 - Tener ansiedad de comer carbohidratos
Su cuerpo pide chocolates, patatas fritas y otros alimentos con mucho azúcar, sal y grasa, que encienden el sistema de recompensa del cerebro, que pasa a pedir cada vez más. Esto puede ser peligroso, ya que los carbohidratos simples (azúcar, harina blanca) se rompe rápidamente, haciendo que las células resistentes a la insulina ignoren esta entrada de glucosa en la sangre. Así el páncreas libera más insulina, generando una reducción del azúcar en la sangre. El cuerpo queda atrapado en una ola de cansancio y, naturalmente, anhela nuevos alimentos que darán energía. El cerebro se vuelve obsesionado con esta misión, en un ciclo vicioso. Y, además, aumenta el peso.
3 - Exceso de peso
Es una característica común de los pre-diabéticos y, por sí sola, un gran factor de riesgo. Lo más preocupante es cuando la persona intenta cortar las calorías y no puede, lo que puede ser una señal de mensajes contradictorios que las células están recibiendo.
4 - Su cuerpo se parece más a una manzana que con una pera
Más grave que la ganancia de peso es la ganancia de peso en un área específica del cuerpo, más exactamente alrededor de la cintura y del abdomen. Este hecho está asociado con resistencia a la insulina y la pre-diabetes. La llamada "grasa de la barriga" está ligada a una tasa mayor de presión arterial, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y niveles peligrosos de colesterol. Todo esto son factores de riesgo para la diabetes.
5 - Presión alta
Si el aumento de la presión ocurre junto con el aumento de peso, fatiga y altas tasas de colesterol y triglicéridos, puede ser una fuerte señal de pre-diabetes. Muchas personas se preocupan por los problemas de corazón y no se dan cuenta de que la presión alta puede estar relacionada también con otras enfermedades.
Consejos para driblar esos riesgos
Mantener una alimentación balanceada y practicar ejercicios físicos es fundamental, pues estos hábitos actúan directamente en la pérdida de peso. Cambia los bocadillos rápidos por opciones más lentas de digerir, como nueces, plátanos, zanahorias crudas. Con el tiempo, el hábito se establece. • Elija carbohidratos más complejos, como granos integrales (cebada, avena, quinoa, arroz integral), hortalizas y frutas enteras (no jugo), pues así el cuerpo necesita trabajar más para digerir, haciendo que el azúcar en la sangre permanezca estable por más tiempo.
Y no piense en perder muchos kilos a la vez. Piense en ir perdiendo poco a poco. Perder de 5% a 7% del peso corporal previene o retrasa la diabetes en hasta un 60%. Para ello, la mejor combinación es dieta equilibrada y actividades físicas.
En cuanto a las actividades físicas, comience poco a poco, con pequeñas caminatas de 15 minutos y vaya aumentando gradualmente. El ideal es de 30 a 60 minutos diarios, pero lo más importante es no continuar en el sedentarismo. Al construir músculos, el cuerpo aumenta en el número de enzimas que son capaces de metabolizar la glucosa como fuente de combustible para las células. Tenga cuidado.