Cuando hablamos de depresión, tenemos la impresión de estar entrando en contacto con algunos fantasmas, pues es una enfermedad que se va apropiando de nuestro ser, llevándonos hacia el fondo del pozo.
Ella forma parte del grupo de enfermedades de nuestra actualidad. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud en Ginebra), está entre las tres enfermedades que agravan cada vez más la calidad de vida de las personas. Esta enfermedad afecta dos veces más a las mujeres que a los hombres.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que para 2020 la depresión pasará de la 4ª a la segunda a la baja entre las principales causas de incapacidad para el trabajo en el mundo. En el mundo, se estima que 121 millones de personas sufren con la depresión - 17 millones de ellas sólo en Brasil y, según datos de la OMS, el 75% de esas personas nunca recibieron un tratamiento adecuado. Ante estos hechos, nos asustados con la creciente ola de depresión que vemos a nuestro alrededor, ya sea en la familia, con amigos, vecinos, o en algunos casos, incluso en nosotros mismos.
El cuerpo grita a su manera, tratando de mostrarnos que algo no va bien, y que necesitamos buscar una forma de solucionar cuestiones tanto orgánicas como emocionales, que en su totalidad nos lleva a enfermar.
Cuando empezamos a sentir una tristeza profunda
, de la cual no tenemos control, pasan días, semanas, meses y el cuadro no mejora, necesitamos ayuda especializada. El poder evaluar las causas que nos están movilizando es el primer paso, pues muchas veces una simple intervención puede modificar el cuadro, en otras situaciones, necesitamos ir más a fondo, verificar el punto central de la enfermedad, antes de que ella tome cuenta. En esos momentos, cuando dejamos con que los síntomas tomen cuenta, podemos identificar: Falta de optimismo, humor deprimido;Dificultades en el sueño, o incluso dormir en exceso (fuga);
- Actividades antes placenteras se toman pesadas;
- Dificultad de concentración;
- Sentimiento de pesar o fracaso;
- Cambio en el cuadro alimentario.
- El desequilibrio bioquímico de las neuronas que son responsables del control del estado de humor, así como acontecimientos estresantes en la vida de las personas pueden desarrollar el
- cuadro depresivo
. Algunos ejemplos de eventos estresantes son pérdida de persona querida, pérdida o cambio de empleo, enfermedad grave, decepciones amorosas, cambio de ciudad. Pero cada ser humano es único, y el grado de vulnerabilidad también, no siendo el mismo acontecimiento vivido de forma idéntica, de una persona a otra. Siendo así, el trabajo del psiquiatra como del psicólogo es fundamental en esos casos, donde se evaluarán varias situaciones de vida, tanto orgánicas como emocionales, en la búsqueda de un equilibrio y en fin, el bienestar del paciente. Hablar de los dolores que le consume, favorece la reflexión del progreso de la vida de cada individuo, favoreciendo cambios en la vida real, o incluso la reorganización de creencias, actitudes, que de alguna forma le impide alcanzar la felicidad.Lo más importante es mirar en ese momento, identificar lo que necesita ser cambiado y partir en busca del reanudamiento.