Aunque ella mide aproximadamente 30 gramos, sus funciones son vitales al cuerpo humano. Localizada frente a la laringe, la tiroides obedece las señales venidas del cerebro para la producción de las hormonas T3 y T4, responsables de regular la velocidad de todo el funcionamiento del organismo.

Sin embargo, cuando esta velocidad se retrasa o aumenta, los síntomas como cansancio, malestar, estrés, alteración de peso, entre otros, pueden significar que merezca atención y algunos cuidados médicos para volver a su normalidad. Cuando se detecta que tiene problemas, el especialista diagnosticará si hay el caso de hipertiroidismo o hipotiroidismo. Pero usted sabe cuáles son las diferencias?

Hipotiroidismo

Se cree que puede ser hereditario, pasado de generación a generación. El organismo produce anticuerpos capaces de atacar la tiroides, que se inflama y deja de realizar sus funciones. Los síntomas más comunes, pero que pueden cambiar de persona a persona, son cansancio, sensibilidad al frío, piel extremadamente reseca, aumento de peso e incluso hace que la menstruación quede desregulada.

El tratamiento más común es la reposición hormonal a través de medicamentos. Pero es importante resaltar que es sólo el médico que podrá diagnosticar con mayor precisión e indicar los mejores y más eficientes tratamientos, ya que pueden variar para cada tipo de persona.

Si no se trata, la enfermedad puede traer problemas cardíacos, gastrointestinales, entre otros.

Hipertiroidismo

Caracterizado por la presencia de un anticuerpo en la sangre responsable de acelerar excesivamente la producción de hormonas. En este caso, es común que los pacientes se quejen de ansiedad, insomnio, nerviosismo, temblores y pérdida de peso. Los tratamientos también se pueden hacer a través de medicamentos y el consumo controlado de yodo (es el mineral utilizado por la glándula para la producción de las hormonas). Como todos los tipos de tratamientos, sólo el médico podrá indicar la cantidad necesaria de él en las comidas, después de todo, el exceso de ingesta del yodo también puede comprometer el tratamiento.

En otros casos, el especialista indicará la cirugía para que el tratamiento sea más eficaz.

¿Cómo se realiza el diagnóstico?

Se recomienda que todas las personas realicen los llamados exámenes preventivos, al menos dos veces al año. En el caso del análisis de la tiroides, el médico podrá solicitar tres tipos de exámenes: recolección de sangre, centellografía y ultrasonido.

Recolección de sangre:

a través de un simple examen de sangre, es posible comprobar las dosificaciones de las hormonas TSH, T3 y T4. El resultado de él también apunta la presencia de los anticuerpos antitiroidianos. Cintilografía:

Clasificado como mapeo de la tiroides, el paciente recibe yodo radiactivo en el cuerpo. Esta radioactividad del mineral, forma áreas con mayor luminosidad, siendo posible verificar donde hay más o menos concentración del yodo. Ultrasonido:

Dependiendo del caso, el especialista indicará este examen para verificar la presencia o no, de nódulos en la glándula. Si está presente y si es mayor de 1 cm, los especialistas hacen la punción, que a través de una aguja, se retiran algunas células para análisis.