En los días de hoy, es raro encontrar a alguien que no esté ansioso, ¿no es así? Pero, además de la tensión causada por el día a día, existe la ansiedad crónica, que puede manifestarse en crisis sin motivo aparente y perjudicar nuestra vida personal y profesional.

Si usted tiende a sentirse ansioso, hay que tener en cuenta algunos hábitos que pueden no ser nada más para las otras personas, pero que tienen el potencial de despertar una crisis en quien sufre este problema. Conozca a nueve de ellos y cómo evitarlos:

1. Llevar su agenda

Puede incluso ser que usted se siente superdispuesta, pero es mejor no exagerar en los compromisos que usted se propone a cumplir. Saber elegir qué tareas priorizar y cuáles dejar para después ayuda a disminuir los niveles de ansiedad.

Nuestro nivel de energía puede cambiar de un día para otro, por lo que hay que dejar algunos espacios en la agenda para relajarse, concentrarse en la respiración y conectar la mente y el cuerpo por algunos momentos.

2. Exagerar en el café

Tomar un cafecito por la mañana o después del almuerzo da ese gas que necesitamos para desempeñar nuestras funciones. Sin embargo, la cafeína es una sustancia estimulante que puede desencadenar o aumentar los síntomas relacionados con la ansiedad, como la aceleración de los latidos del corazón, nerviosismo, mareo y sudoración. Por eso, además de reducir el consumo de café, es importante no exagerar en el té negro, bebidas energéticas y derivados del guaraná, que también contienen cafeína y otros estimulantes.

3. Estar siempre atrasada

Así como un exceso de cafeína, retrasos nos dejan tensas, aceleran nuestra frecuencia cardíaca y nos hacen transpirar más de lo normal. De esa forma, las personas que están siempre atrasadas acaban creando un ciclo de ansiedad que se repite todos los días al percibir que ya perdieron la hora del primer compromiso.

Para evitar este efecto, procure ser realista con el tiempo que usted necesita para arreglar y desplazarse hasta el lugar de la cita - pruebe a programar alarmas en el teléfono y dejar sus cosas preparadas por adelantado para salir de casa.

4. Ser viciada en redes sociales

Facebook, Instagram y otras redes sociales tienen un lado positivo y usted apenas va a abandonarlos. Sin embargo, quien sufre de ansiedad necesita hacer un esfuerzo más para reducir el tiempo dedicado a estos servicios, ya que pueden agravar este problema de varias formas.

Al acceder a las redes sociales, estamos expuestas a noticias chocantes que acaban con nuestro día, opiniones extremas que destilan odio y personas con una vida supuestamente perfecta. Todo esto hace que nos sintamos impotentes y tristes con el mundo y con nuestra propia vida, aumentando los niveles de ansiedad.

5. Consumir noticias todo el tiempo

Es claro que es importante estar bien informada, pero acompañar todas las noticias e informaciones "urgentes" es más un factor de ansiedad - después de todo, la mayor parte de ese contenido trata sobre asuntos como violencia, corrupción, guerra y otras situaciones que nos causan tristeza y revuelta.

El mayor riesgo es asistir repetidamente a las mismas imágenes chocantes y acabar desarrollando síntomas parecidos a los del estrés postraumático: aunque sean en menor grado, ellos pueden ser un gatillo para crisis de ansiedad.

Consumir esas informaciones a una velocidad menor y sin tanta exposición a escenas violentas es una forma más segura de saber lo que pasa en el mundo. Usted puede, por ejemplo, leer las noticias después de que el hecho ya fue bien apurado y no dar play en los vídeos.

6. Estar disponible todo el tiempo

Si su teléfono móvil no le enviara notificaciones avisando que usted recibió mensajes en WhatsApp, Messenger, Instagram y su bandeja de entrada, puede ser difícil concentrarse en lo que está haciendo ahora, independientemente de que esté trabajando, estudiando o tratando relajarse un poco.

Estar disponible todo el tiempo crea una sensación de urgencia, como si tuviera que responder todos los mensajes a la hora - y eso genera ansiedad. De esta forma, es aconsejable limitar el número de notificaciones que recibe y programar los horarios para dejar su teléfono en el modo nocturno.

7. Dormir menos de lo necesario

Un sueño adecuado es esencial para equilibrar nuestros neurotransmisores y hormonas. Cuando pasamos varios días durmiendo menos de lo necesario, nuestro organismo entiende eso como un factor de estrés crónico, lo que nos deja irritadas, disminuye nuestra autoestima e impacta negativamente nuestra capacidad de lidiar con la ansiedad.

Para evitar este efecto, lo ideal es establecer horarios para dormir y despertar, garantizar de 7 a 9 horas de sueño por noche en un ambiente oscuro y silencioso y dejar los aparatos electrónicos lejos de la cama - la luz emitida por la pantalla funciona como un estimulante y obstaculiza la calidad del descanso.

8. No parar para hacer las comidas

Además de las funciones más obvias de saciar el hambre y nutrir el organismo, las comidas deberían ser momentos para hacer una pausa, masticar con calma y relajarse. Así, cuando simplemente tomamos una merienda y salimos comiendo, acabamos perdiendo esos minutos de tranquilidad. El hábito de comer de forma apresurada dificulta el proceso de digestión, dejando aquella sensación de "nudo en el estómago" - y eso puede generar síntomas de ansiedad.

9. Repetir para ti misma que estás ansiosa

Según algunos psicólogos, el hábito de repetir frases como "estoy tan estresada", "estoy muy ansiosa" y "tengo cosas de más para hacer y no voy a dar cuenta" nos dejan todavía más nerviosas, porque el cerebro entiende esto como comandos y hace todo para obedecer lo que estamos diciendo.

Esto no quiere decir que usted deba fingir que no está ansiosa o estresada, sino hablar para usted mismas frases como "ya me estoy calmando" y "tengo muchas tareas, pero voy a poder hacer todo".

Si usted tiene un problema crónico con la ansiedad y estos consejos no le ayudan a sentirse mejor, es importante buscar ayuda profesional. Controlar la ansiedad nos permite tener más calidad de vida, aumentar nuestra productividad y ser más felices, entonces vale la pena buscar la ayuda de un médico o psicólogo.