Cómo identificar el problema? El insomnio infantil puede ser caracterizada como inicial, cuando el niño presenta dificultad para dormirse, o intermedio, cuando el sueño del niño es interrumpido y no puede volver a dormir.
El problema es considerado como insomnio cuando al menos una de las situaciones citadas se repite por un período de tres semanas. En estos casos, es necesario buscar la ayuda de un especialista, ya que, de acuerdo con el Instituto del Sueño, "el insomnio es la punta de un enorme iceberg" y puede ser la señal de que algo está perturbando al niño.
Según expertos, el insomnio debe ser analizado bajo tres aspectos: físico, psicológico y social. En el caso de los niños, la dificultad para dormir puede estar relacionada con problemas físicos, como alergias, reflujo o algún tipo de inflamación; problemas que afectan lo psicológico, como la fase de las pesadillas o el miedo; y problemas sociales, como la falta de rutina, la entrada del niño en la escuela, la llegada de un hermano o la separación de los padres. De acuerdo con la fase en que el niño está, el insomnio infantil puede ser caracterizado como primaria o secundaria. El insomnio primario surge a partir de los dos meses de vida, pues antes de eso es muy difícil caracterizarla por la irregularidad del sueño. Los recién nacidos duermen, en promedio, 16 horas por día, teniendo en cuenta que se despiertan cada tres horas para alimentarse. Algunos niños presentan irregularidades en estos ciclos, sin embargo, si el niño despierta con frecuencia durante la noche y llora, busque un médico, puede ser signo de insomnio. Por otro lado, el insomnio secundario se manifiesta en niños a partir del segundo año de vida y que ya habían establecido una organización adecuada del sueño cuando empiezan a presentar despertares durante la noche. El niño de dos años necesita de 12 a 14 horas de sueño, incluyendo las siesta. Luego, si los despertar persisten, busque un especialista.
¿Cuáles son las consecuencias del insomnio infantil?
Según médicos especialistas, el insomnio infantil lleva al llanto fácil, irritabilidad, mal humor, dependencia de los padres, ojeras y hasta posibles problemas de crecimiento, ya que la hormona del crecimiento se produce durante el sueño. Además, el problema acarrea el bajo desempeño escolar, inseguridad, timidez, dificultad de relación y soledad.
¿Qué deben hacer los padres?
Una vez que los padres se dan cuenta de que hay algo mal con el sueño del niño, es necesario buscar la ayuda del médico pediatra para que pueda diagnosticar sus causas y desarrollar el tratamiento, que puede ser hecho con homeopatía o aún medicamentos fitoterápicos.
Además, es fundamental que los padres repensen el ambiente en que el niño está durmiendo, así como su rutina. Los niños agitados, que sienten miedo, que reciben muchos estímulos antes de dormir, como por ejemplo, la televisión y otros tipos de ruido, o que no tienen una rutina, pueden presentar dificultades para dormir. En estos casos, algunas medidas simples pueden ayudar. Busque conversar con los pequeños para tranquilizarlos, explicando mejor sobre las pesadillas y dejando claro que dormir solo no es un problema.
Otra sugerencia es animar a la compañía de un bicho de peluche o poner dos hermanos en la misma habitación para que uno haga compañía al otro. Además, vale la pena apostar por la iluminación de la habitación, que debe ser acogedora, y en la rutina, necesaria para los niños pequeños. Establezca un ritual para la hora de dormir, como por ejemplo, bañarse, cenar, contar una historia e ir a la cama. Si aún así los síntomas persisten, buscar a un psicólogo puede ayudar.