Leer un libro es siempre una emoción. Un viaje de quien no sale del lugar. Un momento de placer. Pero no todas las personas tienen ese hábito. Por eso, lo ideal es estimular a los niños desde pequeñas. Tarea que no es fácil, ya que actualmente los pequeños tienen diversos artificios electrónicos disponibles al alcance de las manos y que a menudo se consideran más atractivos. Pero sólo un libro puede proporcionar un momento en que la creatividad y la imaginación están sueltas junto con las historias y sus personajes. Elementos que ayudan al ser humano en el desarrollo cognitivo, social y afectivo.

La psicopedagoga Amanda Elias Castanheira explica que no hay edad cierta para que el niño empieza a involucrarse con los libros. "El factor más importante es el contacto con el mundo de la información y de la cuenta." Se puede empezar a estimular a los pequeños, aunque aún no alfabetizados, por medio de lectura de imágenes, con libros infantiles y que son una alternativa estimulante.

El ejemplo de los padres en casa también es una forma eficaz de hacer que un niño tenga interés por la lectura. Pero no necesita ser sólo un libro. Busque leer periódicos, revistas y otros materiales delante de ellos. "Una familia que utiliza medios alternativos de acceso a la información escrita, desencadena en el niño la voluntad de leer diversos materiales", explica Amanda. En el comienzo de la alfabetización, los padres pueden leer para el niño, y después junto con ella. Pero es muy importante respetar el tiempo del pequeño o incluso comprobar si él está comprendiendo la historia. Para ello, haga pausas o pídale que le cuente la historia. Y si es necesario, recuerde los hechos. Utilice la creatividad para estimular la imaginación de los niños. Utilice el momento a favor de la familia. "La lectura en conjunto estimula las relaciones y refuerza los vínculos sociales", cuenta la psicopedagoga.

Cuando el niño está en la fase escolar, generalmente recibe la tarea de leer algún material. "Es importante que los padres estén en sintonía con la escuela y traigan dentro de casa los libros sugeridos por la institución", explica. Si la obra ya es conocida por los padres, es interesante compartir con los hijos las experiencias que ellos tuvieron con la lectura.

El estímulo también debe ser hecho por otros medios. Una sugerencia es llevar a los niños a pasear en bibliotecas, librerías o en sebos, pero no es importante comprar un título siempre que sean a esos lugares. Aquí, lo que importa, es el contacto y el paseo.

En casa, intente crear un rincón donde los niños se sientan cómodos para leer. Intenta un sofá acogedor o incluso una bella almohada en una alfombra. Deje disponible en este sitio un estante con algunos títulos. El acceso fácil es un estímulo mayor.

Pero recuerde, la lectura no debe ser vista por el niño como una obligación. El momento debe ser asociado al placer. "El acto no debe seguir un script, debe ocurrir naturalmente y ser un hábito espontáneo y placentero", finaliza la psicopedagoga, Amanda Elias Castanheira.