Siempre que oímos hablar de grasas, pensamos pronto en alimentos perjudiciales para nuestra salud y que deben ser evitados totalmente. Pero eso no es verdad. Las grasas desempeñan papeles importantes para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, entre ellos: "protección de los órganos contra golpes mecánicos, suministro de energía, mantenimiento de la temperatura corporal, producción de hormonas, mantenimiento de la estructura de las células, transporte de proteínas, entre otros . Además, ellas hacen la mayoría de los alimentos más sabrosos ", destaca Pâmela Miguel, nutricionista de la Clínica de Nutrición funcional de São Paulo.
De acuerdo con la nutricionista, el secreto para obtener los beneficios de las grasas está en la cantidad y el tipo correcto de grasa que se consumirá.
Grasas "buenas"
Las populares grasas "buenas" son, en realidad, las grasas insaturadas (divididas en poliinsaturadas y monoinsaturadas). De acuerdo con la nutricionista Pâmela, además de ejercer las funciones citadas arriba, ellas traen otros beneficios a la salud:
Ayudan a mantener niveles correctos de colesterol, reduciendo el colesterol conocido como malo (LDL) y aumentando el colesterol conocido como bueno (HDL) ;
- Reduce los triglicéridos sanguíneos;
- Prevenen enfermedades cardiovasculares;
- Mejoran la circulación sanguínea.
- Pâmela Miguel destaca que los conocidos ômegas 3,6 y 9 también forman parte de esa categoría de grasa y, entre los beneficios que ofrecen, se puede destacar:
Mejora de la salud del sistema nervioso (mejora memoria, concentración y reduce el riesgo de enfermedades neurodegenerativas);
- Mejora del sistema inmunológico;
- Función anti-inflamatoria.
- La nutricionista resalta, sin embargo, que, para que los ômegas 3,6 y 9 ejerzan esa función anti-inflamatoria en el organismo, ellos necesitan estar en equilibrio en el organismo. "Pero, generalmente, el consumo de omega 6 es mucho mayor, desregulando ese equilibrio y perjudicando la acción anti-inflamatoria", dice.
¿Dónde encontrar las grasas "buenas"?
Pâmela Miguel destaca que las grasas insaturadas se encuentran en los siguientes alimentos:
Aceite de oliva (extravagante y consumido frío);
- Aceites vegetales: aceite de linaza, aceite de girasol, aceite de maíz, aceite de soja, aceite de sésamo, aceite de macadamia, aceite de castaña de Pará, aceite de semilla de calabaza, aceite de semilla de girasol, etc.
- Frutas como el aguacate y el açaí;
- Aceitunas;
- Oleaginosas: castaña del par, nueces, macadamia, castaña de cajú, almendras;
- Semilla de girasol, semilla de sésamo, semilla de linaza, semilla de chia;
- Peces de aguas profundas: sardina, caballa, anchoa, etc .;
- Aceites de pescado.
- Grasas "malas"
En contrapartida, las grasas "malas" pertenecen a un tipo de grasa que provocan alteraciones en el organismo que no traen consecuencias benéficas. "A pesar de esa característica, en la mayoría de los casos, es el exceso del consumo de ese tipo de grasa que trae maleficios para la salud y no sólo el tipo de ella", destaca Pâmela Miguel.
Entre las grasas "malas" se destacan las grasas saturadas de origen animal. "Su principal maleficio para la salud es el aumento de los niveles de colesterol, elevando principalmente el colesterol malo (LDL) y reduciendo el colesterol bueno (HDL) - lo que actúa como gatillo para desencadenar otras enfermedades, principalmente las cardiovasculares. Este tipo de grasa también aumenta los procesos inflamatorios del organismo ", dice.
Otro tipo de grasa considerada perjudicial es la grasa trans. "Ella es producida industrialmente, a través de la modificación de grasas insaturadas ('buenas'), que se transforman en grasas malas y que no son reconocidas por el organismo. También elevan el colesterol malo (LDL) y reducen el colesterol bueno (HDL), sirviendo como gatillo para desencadenar otras enfermedades, principalmente las cardiovasculares. Y aún aumentan los procesos inflamatorios del organismo ", destaca la nutricionista.
Las grasas saturadas, consideradas malas, se encuentran en alimentos de origen animal: carnes, leches, quesos, mantequilla. Y la grasa trans se encuentra en la mayoría de los alimentos industrializados, tales como galletas rellenas, pasteles, dulces, margarina, entre otros.
Colesterol total X LDL X HDL
Y como el consumo de grasas está íntimamente ligado al colesterol presente en nuestro organismo, es fundamental entender la relación entre los dos asuntos.
Pâmela Miguel explica que el colesterol es un compuesto que tiene funciones en nuestro organismo, pero la elevación o el desequilibrio de sus fracciones ofrecen maleficios a la salud.
"Para ser transportado por la sangre el colesterol depende de los vehículos, llamados lipoproteínas. Ellas que llevan el colesterol hasta su lugar de acción para ejercer su función. Las principales lipoproteínas son la LDL-colesterol y la HDL-colesterol ", explica la nutricionista.
La LDL-colesterol se conoce como "colesterol malo", ya que está asociada a las enfermedades cardiovasculares. "Cuando existe un exceso de LDL en el organismo, éste - por ser el principal vehículo del colesterol - acaba depositando el exceso en la pared de las arterias, lo que dificulta la circulación sanguínea, puede llevar a la obstrucción de la arteria ya complicaciones cardiovasculares", explica Pâmela . La HDL-colesterol, conocida como "buen colesterol", hace la función inversa de la LDL-colesterol, retirando el colesterol de la pared de las arterias y llevando al hígado donde será metabolizado. De esta forma, el HDL-colesterol actúa con protector de las enfermedades cardiovasculares. "Es importante recordar que, dependiendo del estado nutricional del individuo, su alimentación y enfermedades, tanto la LDL como la HDL deben ser analizadas con cautela. "Porque cualquier alteración de colesterol puede ser perjudicial en determinados momentos", destaca Pâmela Miguel.
Ahora usted ya conoce la importancia de las grasas para su organismo y sabe que el gran problema está en consumirlas en exceso. El consejo es apostar más en los alimentos que proporcionan grasas "buenas", y evitar otros que ofrecen grasas "malas". Para ello, es importante contar siempre con las orientaciones de un nutricionista, que indicará cuál es la cantidad adecuada de consumo para su caso.