Después que tiene hijos, ninguna mujer consigue dormir tranquilamente por una noche entera. Sólo quien es madre sabe que amistades, malos hábitos y pequeños actos de rebeldía son motivos de preocupación, y no sólo una "fase" que pasa luego, como dicen los parientes más cercanos. Y según los niños crecen y se vuelven adolescentes, la atención de los padres dedicada a mantener control sobre los hijos también crece. En esta fase, la simple rutina de ir a la escuela causa desesperación entre la familia, la pedagogía Arlete Codo explica el porqué: "Durante la adolescencia, el círculo de amistades empieza a aumentar. Y con miedo de lo que el mundo fuera de casa puede ofrecer, la madre empieza a preguntarse: '¿con quién mi hijo se está entrando?'.
Después de la pubertad, que es cuando el cuerpo del niño empieza a desarrollar glándulas sexuales , comienza la adolescencia, según la Organización Mundial de la Salud - OMS, a partir de los 10 años. Esta evolución desencadena cambios físicos y, con el descubrimiento del propio cuerpo, comienzan los cambios conductuales. Por eso, es natural que los adolescentes se queden más sigilosos con sus experiencias fuera de casa.
Pero cuando los padres perciben ese comportamiento reservado, es natural que pasen a utilizar métodos para descubrir más sobre la vida personal del hijo, lo que no es incorrecto, pero pide cuidado para no alejarlo aún más. "Los padres pueden moverse en las cosas de los hijos, pero cuando no están presentes. De lo contrario, se sentirán presionados ", comenta la pedagogía.
Todo adolescente, e incluso los niños, necesitan tener privacidad. Por supuesto, no se puede dejarlos libres para hacer lo que quieran. Hay un límite que los padres deben respetar. Para acompañar la rutina de los hijos sin presionarlos, algunas acciones son fundamentales. A continuación:
Deje el ordenador en un área común de la casa, como la sala, por ejemplo. No hay que quedarse detrás del hijo mientras está en Internet. Después de todo, él pensará dos veces antes de hacer cualquier cosa equivocada sabiendo que los padres pueden entrar en cualquier momento;
- Cuando su hijo quiera salir con los amigos, deje. Pero llévate y busca. Es importante que el adolescente sepa que tiene libertad, pero que tiene límites;
- No permita que el hijo no le permita acceder a su habitación. Él tiene que saber que, a pesar de que allí es su canto, forma parte de la casa y, por lo tanto, pertenece a todos. Así, cuando se limpie o arregla el ambiente, hojee armarios y objetos, sin que el adolescente vea y perciba, por supuesto.
- La mejor forma de interactuar con el hijo adolescente y saber sobre su vida, sus anhelos y sus amistades es la conversación. Un buen diálogo es la base de una relación estable. "Nunca interroga a su hijo, como explica la pedagogía Arlete Codo:" El foco principal del diálogo con el hijo es mostrar el camino del bien y del mal de manera amiga, siempre subrayando las consecuencias de los malos actos.